EL VESTIDO SANGRANTE
por Verónica Mijelshon
En ocasión de la inauguración de la muestra individual de D. Zorreguieta's The Bleeding Dress en STYX Projects en Berlin.
Es cierto que el sueño es un fenómeno extrañísimo y un misterio inexplicable pero aún lo es más el misterio y la apariencia que nuestra mente otorga a ciertos objetos, a ciertos aspectos de la vida. Psíquicamente hablando, el hecho de descubrir un aspecto misterioso en los objetos sería síntoma de anormalidad cerebral afín a ciertos fenómenos de la locura. Creo que en cada persona pueden encontrarse tales momentos anormales, que serán tanto más felices si se manifiestan en personas dotadas de talento creativo y clarividencia. El arte es la red fatal que atrapa al vuelo, como grandes mariposas misteriosas, estos extraños momentos que escapan a la inocencia y a la distracción de los hombres comunes.—Giorgio de Chirico
Escena: un bebé de tamaño real con el cordón umbilical yace abandonado, un vestido sangrante está suspendido con cables de acero, una manta de parches de carne fresca con naturalidad se posa en el suelo. Los objetos permanecen inmóviles, destilando un mensaje altamente perturbador. Nos preguntamos si hemos entrado a un matadero, la escena de un crimen inaudito. A la Francis Bacon, una de las influencias de Dolores Zorreguieta, sentimos que ha sucedido lo peor.
Reacción: al comienzo experimentamos rechazo. Queremos dar la vuelta y salir pero nos sentimos incapaces de irnos... queremos más. Quedamos en un silencio mudo, observando, tratando de enlazar los sobras despojos, buscando respuestas: ávidos voyeristas y también cómplices. Al observar experimentamos una suerte de dolor emocional, y aún así permanecemos ahí y empezamos a preguntarnos si en realidad disfrutamos este dolor.
El espacio que contiene la escena posee una crudeza que concuerda con la obra de Zorreguieta, pero una vez que reconocemos el ambiente nos sentimos más a gusto; el contexto es permisivo y nos invita a quedarnos. Sin embargo al recorrer la galería, empezamos a cuestionarnos si se nos ha entrampado en un sentido de falso confort.
Porque los objetos de Zorreguieta atraen y repulsan a la vez. Zorreguieta provoca nuestro voyerismo inocente... Hay un magnetismo inexplicable que ocurre cuando el horror se une a la belleza. Es este magnetismo que nos seduce, que nos mantiene en la galería, prisioneros de nuestros miedos.
A pesar de encontrarnos en presencia de escultura figurativa, no se nos pide que seamos meros observadores, se nos presiona a interpretar; Zorreguieta nos da material impregnado de sentido que nos demanda una segunda lectura. Así es como la artista funciona, no hay una lectura lineal. Cuanto más nos conectamos con su obra, más nos atrae ella y más descubrimos. La artista entreteje opuestos, metáforas y ambigüedades. En el reino de estas contradicciones nos preguntamos de dónde viene toda esta violencia, agresión, dolor, heridas, gritos, desesperación, aislamiento y abandono. Están acunados en el pasado de la artista, ¿son autobiográficos? Sin embargo cuando conocemos a la artista encontramos una mujer cálida, amable, divertida, con una sonrisa permanente en la cara.
Cada pieza en las obras de Zorreguieta revela estas contradicciones. El vestido sangrante, la obra que da nombre a la muestra es una escultura hecha de fibra de lana, medios acrílicos, sílica, pigmentos, plástico y cola adhesiva. Desde lejos, ninguno de estos materiales es aparente; vemos un bello vestido de noche, un vestido de novia largo hasta el piso o un vestido para una ocasión especial, con breteles, insinuando un escote sensual. Capas de un tejido entramado caen con gracia hasta el piso. Pero a medida que nos acercamos, la imagen placentera que nos imaginamos se desvanece. Ahora vemos una superficie alveolar manchada de sangre trayendo a colación la obra de teatro de Federico García Lorca Bodas de Sangre. Louis Bourgeois es una de las influencias de Zorreguieta y sus esculturas han sido descritas como reveladoras de una “violencia suave”. Este término también parece apropiado para la obra de Zorreguieta porque ella de manera consistente crea ambigüedad, transformando materiales suaves y flexibles en objetos crueles e intimidantes.
El trabajo de Zorreguieta es intensamente expresivo y rico. Ella se considera una feminista natural y el feminismo es evidente en los temas que toca y las técnicas que usa. Mientras que la sangre es un elemento recurrente, hay una incertidumbre sobre qué clase de sangre es; ¿es una sangre que proviene de una violencia autoprovocada, de una violencia exterior, por una enfermedad, de la menstruación? Pareciera que a esta altura de su carrera, Zorreguieta está menos interesada en darle respuestas al espectador que en generar preguntas.
De manera similar al anticipo de un film, la obra de Zorreguieta introduce ideas que serán desarrolladas en sus siguientes series. Lo que representa un mero elemento en una pieza más tarde evoluciona y se convierte en el objeto central de la próxima obra. Cada obra es un incubador para la obra por venir. Sus temas y materiales mutan en una nueva idea. Es como si Zorreguieta trabajara en círculo, o mejor aún, en una elipse, la figura favorita de Louise Bourgeois. Una elipse es una figura ambigua, con dos centros, dos ejes... Tiene un orden simétrico, y aún así nos resulta un tanto inquietante. En su serie de 1997 La Mujer Saco, (no incluida en esta muestra), una colección de collages sobre tela en bastidor cada tela presentaba una narración que incluía una foto. Cuando examinamos esa serie, encontramos la germinación para la obra Fotonovela del 2004 (no incluida), en la que un relato es creado a partir de una secuencia de fotos. Y en ambas vemos dolor, miedo, sangre, violencia, humor, oscuridad, impotencia.
Mi bebé Frankenstein es una escultura suspendida a la altura del útero hecha de plástico reciclado de botellas. El vientre del bebé está iluminado por una bombilla de luz conectada por un cable extenso que se asemeja a un cordón umbilical. El bebé es de tamaño real, pero parece un ‘objeto’ absurdo, cómico. Evoca sensaciones de desolación, fragilidad, impotencia, injusticia, tristeza. ¿Por qué este bebé fue abandonado? ¿Fue el producto de un experimento extraño, desconocido? Botellas de plástico son materiales reciclables; ¿es esto una referencia a una vida sin fin, a una actitud siempre joven? Se refiere Zorreguieta al Retrato de Dorian Gray de Wilde? ¿O es una referencia a los miedos maternales, a la habilidad actual de confeccionar nuestros bebés a nuestro gusto? Con esta ‘nueva vida’ quizás estemos en presencia de un nuevo rumbo creativo para la artista, y como en otras de sus obras, somos testigos de algo provocador, perturbador y sin embargo extrañamente atractivo.
Con Quilt, el espectador es confrontado otra vez por los mismos temas. Deliberadamente arrojada al suelo de la galería, Quilt posee un color rojo sádico que sugiere el color y la sensación de carne. Luce como un paisaje plano hecho de trozos de carne viva, cosidos los unos a los otros, cubriendo secretos. A pesar de que la domesticidad y femineidad son inmediatamente asociadas a la confección de mantas, ésta en particular no ofrece ni la calidez ni la protección esperadas.
Mientras tratamos de entender qué pasó en la galería, percibimos la presencia de unas cuantas criaturas que quizás puedan ofrecer algunas pistas.Manos Sucias es una serie de acuarelas maravillosamente realizadas. Cada obra consiste de un sola figura flotando en el papel blanco. Cuando las inspeccionamos, ellas parecen hacer alarde de sus manos irreverentemente. El uso de la acuarela le da a Zorreguieta un lenguaje más líquido; ellas se ven como amebas, o manchas rosadas que convergen para formar una forma humana. Gritando su siniestra participación en la escena descrita inicialmente, estos personajes parecen sentirse impunes, como si pudieran hacer daño pero nada los dañara a ellos. Acarrean un tipo de actitud, de abuzo de poder reminiscente de los personajes políticos que pudieron haber participado en ‘negocios sucios’. Conociendo el país de origen de Zorreguieta, nuestros pensamientos se dirigen a la dictadura de Argentina. Pero con el trabajo de Zorreguieta, no hay un único modo de interpretación.
En esta serie, la artista se enfoca en las manos, una parte del cuerpo que estaba ausente en la serie Monstruos de 1998 (no incluida), Monstruos son personajes simpáticos pero repulsivos, horrorosos, bocas deformadas a las que le faltan extremidades, algunas piezas individuales, otras en pares unidos por la cabeza. Los espectadores se preguntan cuánto daño pueden infligir estos monstruos al no tener brazos; se ven repugnantes pero inofensivos, y por lo tanto vamos aceptándolos progresivamente, y terminan por gustarnos. Manos Sucias puede ser un nuevo viraje en la exploración de la artista. Contrariamente a personajes anteriores que eran aterradores pero probablemente impotentes, estas “manos” son capaces de ‘hacer’ o ‘comunicar’ de manera más activa, y quizás indiquen una nueva curvatura en el recorrido elíptico de Zorreguieta.
Al abandonar la galería y pensando en sangre, violencia, heridas, dolor, metáforas, ambigüedad, es curioso preguntarse que hubiesen opinado Sigmund Freud, Bourgeois, Bacon, Kafka.
June 2011
Veronica Mijelshon es una curadora independiente, Directora fundadora de 0.00156 acres. Fue Directora de la galería NURTUREart (2004 – 2007). Nacida en Buenos Aires, Argentina, completó sus estudios de arquitectura en la Universidad de Buenos Aires. Sus proyectos de curaduría anteriores incluyen Between To and From (una colaboración con Eleanor Eichenbaum) en el Centro de Artes Visuales de Nueva Jersey (2008); it’s a small world, en la galería the, Brooklyn, NY, 2006; please OPEN the door, que exploraba la noción de lo privado y lo público en la galería NURTUREart, Brooklyn, NY, 2004/06; un trabajo en comisión de la artista Sharon Louden para Technics, Miami, FL, 2004; Flight, a site-specific installation by artist Lucia Warck Meister, DUMBO, Brooklyn, 2003. una instalación de la artista Lucía Warck Meister, DUMBO, Brooklyn, 2003. Actualmente dirige 0.00156 acres y también presta sus servicios de consultoría de arquitectura para una compañía de restaurantes en la ciudad de Nueva York.
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